Este es uno de los períodos más emocionantes en el proceso evolutivo del primer año. El estado de ánimo del bebé es en general cordial., excepto cuando los fracasos propios del aprendizaje le alteran su tranquilidad. Expresa cada vez mejor lo que siente: se estremece de alegría cuando ve algo que realmente le agrada, estira los brazos para que lo carguen, si se enoja o se desilusiona lo dejará saber por la expresión de su cara o los gritos.
El bebé se especializa en un área determinada de desarrollo. Algunos se esforzarán por levantarse, otros dedicarán largos ratos a examinar algún objeto que sea de su interés; para otro los juegos de sonidos producidos por el mismo le mantendrán embelesado; al pasar unas semanas todos los bebés habrán adquirido todas estas habilidades juntas, por lo que no debe ser motivo de preocupación si al comparar el desarrollo de tu bebé algunas características no están presentes.
Aunque todavía no está listo para gatear, su espíritu curioso lo llevará a esforzarse para desplazarse. Ya puede voltearse fácilmente de un lado a otro, actividad que repite con gusto varias veces al día. Sus brazos tienen gran fortaleza y sus piernas la irán adquiriendo, mediante el movimiento constante. El momento de cambiarlo es una actividad especialmente aprovechada por el bebé para poner en práctica estos ejercicios. Debe usar ropa liviana que le permita desarrollar al máximo sus nuevas habilidades motrices.
Al final del mes será capaz de sentarse con ayuda. Si todavía no puede mantener el equilibrio, será señal de que todavía no está preparado para hacerlo. En cuanto a la motricidad fina (conjunto de movimientos más delicados con los dedos), los movimientos comenzarán a ser deliberados, planeados y coordinados. Disfruta inmensamente tratando de tomar objetos pequeños, aunque casi sin éxito, ya que abre toda su mano para hacerlo.
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