Todos los hijos reciben un trato o una educación diferente dentro de cada hogar, incluso dentro del mismo hogar, es algo que resulta inevitable. La misma madre no puede darle el mismo trato al primogénito que al benjamín de una familia numerosa, del mismo modo que tampoco se crían igual el hijo único o los hermanos gemelos. De estos últimos hablaremos a continuación.
En primer lugar diferenciaremos los hermanos gemelos de los mellizos puesto que popularmente todos quedan englobados dentro del primer concepto.
Los hermanos mellizos provienen de dos óvulos fecundados y por tanto no tienen porque tener mayor semejanza que otros hermanos que provengan de partos diferentes, mientras que los hermanos gemelos provienen de la división de un único óvulo fecundado, por tanto son del mismo sexo, normalmente casi idénticos y suelen nacer prematuramente por lo que es fácil que tarden a igualar su peso con los otros niños de su edad hasta los dos o tres años.
Los hermanos gemelos suelen tener problemas de personalización, es decir, les cuesta mucho considerarse seres únicos, distintos, responsables de sus actos, por eso es habitual que durante la primera infancia hablen en plural "nosotros...". Esto se debe a que los niños tienen la misma carga genética, son físicamente iguales (hasta la propia madre llega a confundirlos), y además están plenamente unidos tanto afectiva como psicológicamente. Una característica habitual de los gemelos es lo que se ha denominado sintonía afectiva, que consiste en que cuando un gemelo sufre algún daño, el otro puede llegar a sentirlo profundamente.
Por todo ello, no resulta recomendable que los gemelos sean separados bruscamente, esto podría provocares verdaderos estados de ansiedad, si bien resulta altamente recomendable que los padres de gemelos aprendan cuanto antes a diferenciar a sus hijos, no es bueno que los traten exactamente igual, ni que los vistan o peinen igual. Hay que propiciar un trato único y específico a cada uno, en función de sus gustos y su carácter, al igual que hay que propiciar que sientan cuanto antes que son seres únicos y diferentes el uno del otro, y no un "dúo". Ellos deben de aprender a independizarse por lo que los padres tienen el deber de fomentar sus relaciones con otros niños de su edad, así como las habilidades propias de cada uno.
Si bien es verdad que los hijos gemelos nunca están solos y desde su más tierna infancia cuentan con un perfecto compañero de juegos, esto precisamente puede convertirse en una desventaja, porque tienden a aislarse del entorno, evitando respuestas de competitividad o de afectividad con otros niños que podrían resultarles beneficiosas.
Otro hecho habitual en los gemelos es su retraso en el lenguaje, los hermanos aprenden a comunicarse sin utilizar el lenguaje, por lo que disminuye su interés por el mismo, aunque esta inferioridad lingüística se irá corrigiendo con la edad.
Para finalizar, queremos recordar que es muy importante que desde el mismo nacimiento los padres aprendan a diferenciar a los gemelos, reconociendo sus rasgos distintivos y sus necesidades particulares.
Esta comprobado que cuanto más satisfactorias sean las relaciones de los hijos gemelos con su madre, que normalmente es la encargada principal de la educación y el cuidado de los hijos, mayor facilidad tendrán para independizarse un hermano del otro.
sábado, 17 de mayo de 2008
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