Qué reacciones se despiertan al arribar un hermano al núcleo familiar.
Los primogénitos reaccionan de distintas maneras al nacimiento de un hermano, la mayoría revelan indicios de alteración, son comunes las perturbaciones del sueño, los llantos frecuentes, la pérdida de la capacidad de jugar con concentración y una conducta rebelde y exigente.
A menudo formulan comentarios acerca del bebé, tratan de distraerle y hacen grandes esfuerzos para sumarse a su cuidado.
El mismo niño que revela un interés cordial por distraer al bebé y una preocupación por su malestar, a veces le irrita deliberadamente o le perturba.
Si bien el niño habrá perdido su posición en el plano familiar, se encontrará de inmediato dotado de un estatus nuevo dentro de la familia, ahora es el hermano mayor, con todos los privilegios y ventajas así como responsabilidades que esta nueva función entraña.
El primogénito lleva a cabo el papel de responsable. Esta identidad quedará reforzada por su superioridad tanto física como intelectual, lo que le de da una ventaja sobre su hermano menor, cuya presencia le estimulará a seguir el curso de su desarrollo.
La rivalidad hacia los hermanos es mayor en los primogénitos porque han tenido el afecto no dividido de los padres y no están acostumbrados a compartirlo.
En lo que respecta a los demás hijos, la situación familiar a que se enfrenta el niño que tiene un hermano mayor es más compleja que la de su predecesor, pues debe tratar no sólo con sus padres, sino con la personalidad y la conducta del primogénito.
Más pronto o más tarde, la llegada de otro niño priva al segundo hijo de su categoría de ser el menor de la familia. Se ven a menudo
problemas de conducta en hijos medios, rabietas y desobediencia son frecuentes.
El tiempo que emplean lo padres en atender las necesidades de un hijo se compensa con el empleado en satisfacer a los demás. Esto provoca cierta rivalidad entre los hermanos, que intentan ganarse el tiempo y la atención de sus padres.
El hijo mayor está celoso de la dependencia del menor, el hijo menor está celoso de los privilegios del mayor. La hostilidad se intensifica por preferencias de los padres por uno u otro hijo
y por las comparaciones que hacen.
A veces el hijo mayor llega a apreciar lo indeseable de su actitud hacia el recién nacido y es asaltado por sentimientos de culpabilidad.
La relación fraterna no sólo es un contexto en el que se revela con particular claridad el grado de la comprensión social de los niños, sino también en donde probablemente resulta estimulada semejante comprensión.
Al entrar a la escuela tienen contacto con otros compañeros y utilizan lo que aprendieron con sus hermanos para establecer nuevas relaciones sociales fuera de la familia..
Los primogénitos reaccionan de distintas maneras al nacimiento de un hermano, la mayoría revelan indicios de alteración, son comunes las perturbaciones del sueño, los llantos frecuentes, la pérdida de la capacidad de jugar con concentración y una conducta rebelde y exigente.
A menudo formulan comentarios acerca del bebé, tratan de distraerle y hacen grandes esfuerzos para sumarse a su cuidado.
El mismo niño que revela un interés cordial por distraer al bebé y una preocupación por su malestar, a veces le irrita deliberadamente o le perturba.
Si bien el niño habrá perdido su posición en el plano familiar, se encontrará de inmediato dotado de un estatus nuevo dentro de la familia, ahora es el hermano mayor, con todos los privilegios y ventajas así como responsabilidades que esta nueva función entraña.
El primogénito lleva a cabo el papel de responsable. Esta identidad quedará reforzada por su superioridad tanto física como intelectual, lo que le de da una ventaja sobre su hermano menor, cuya presencia le estimulará a seguir el curso de su desarrollo.
La rivalidad hacia los hermanos es mayor en los primogénitos porque han tenido el afecto no dividido de los padres y no están acostumbrados a compartirlo.
En lo que respecta a los demás hijos, la situación familiar a que se enfrenta el niño que tiene un hermano mayor es más compleja que la de su predecesor, pues debe tratar no sólo con sus padres, sino con la personalidad y la conducta del primogénito.
Más pronto o más tarde, la llegada de otro niño priva al segundo hijo de su categoría de ser el menor de la familia. Se ven a menudo
problemas de conducta en hijos medios, rabietas y desobediencia son frecuentes.
El tiempo que emplean lo padres en atender las necesidades de un hijo se compensa con el empleado en satisfacer a los demás. Esto provoca cierta rivalidad entre los hermanos, que intentan ganarse el tiempo y la atención de sus padres.
El hijo mayor está celoso de la dependencia del menor, el hijo menor está celoso de los privilegios del mayor. La hostilidad se intensifica por preferencias de los padres por uno u otro hijo
y por las comparaciones que hacen.
A veces el hijo mayor llega a apreciar lo indeseable de su actitud hacia el recién nacido y es asaltado por sentimientos de culpabilidad.
La relación fraterna no sólo es un contexto en el que se revela con particular claridad el grado de la comprensión social de los niños, sino también en donde probablemente resulta estimulada semejante comprensión.
Al entrar a la escuela tienen contacto con otros compañeros y utilizan lo que aprendieron con sus hermanos para establecer nuevas relaciones sociales fuera de la familia..
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