Cuando se tiene más de un hijo, es importante que como padres fomentemos las buenas relaciones entre los hermanos. Cuando en el hogar los hermanos se llevan bien, éstos maduran, aprenden a compartir, se solidarizan, son afectuosos y hay solidaridad familiar.
Lograr esta meta como padres no es tarea fácil ya que la relación entre hermanos tiene sus peculiaridades. En primer lugar cabe señalar que es una relación involuntaria. Nadie decide tener un hermano. Simplemente el individuo se ve obligado a convivir con alguien que no escogió. Además, por lo general, un hermano llega cuando el desarrollo del individuo aun está en formación a nivel emocional, social y biológico. Muchos todavía son pequeños cuando llega un hermano y la convivencia se hace muy difícil. Se siente como si se le estuviera robando el cariño de mamá y papá. Por lo tanto, convivir entre hermanos es algo que se debe aprender a través de experiencias positivas como la generosidad, el afecto, el compartir en compañerismo.
Es natural que exista celos entre hermanos y que se vean como rivales. Al crecer y madurar es que esa rivalidad se convierte en compañerismo y logramos establecer lazos afectivos que perduran por el resto de nuestras vidas.¿Cómo pueden los padres contribuir a que la relación de hermanos sea una positiva para que reine la paz en el hogar?
Es de mucha importancia la interacción de los padres.
Deben ofrecer a sus hijos amor, mostrarse interesados en sus asuntos y promover un ambiente saludable en el hogar.
Debe existir una buena comunicación entre todos los miembros de la familia ya que los niños aprenden de los que observan a su alrededor.
También los padres deben repartir responsabilidades en el hogar de manera justa y su ejemplo debe invitar a compartir entre los hermanos.
Cuando como padres somos capaces de establecer este ambiente positivo en el hogar, nuestros hijos verán en su hermano un compañero significativo en sus vidas.
Lograr esta meta como padres no es tarea fácil ya que la relación entre hermanos tiene sus peculiaridades. En primer lugar cabe señalar que es una relación involuntaria. Nadie decide tener un hermano. Simplemente el individuo se ve obligado a convivir con alguien que no escogió. Además, por lo general, un hermano llega cuando el desarrollo del individuo aun está en formación a nivel emocional, social y biológico. Muchos todavía son pequeños cuando llega un hermano y la convivencia se hace muy difícil. Se siente como si se le estuviera robando el cariño de mamá y papá. Por lo tanto, convivir entre hermanos es algo que se debe aprender a través de experiencias positivas como la generosidad, el afecto, el compartir en compañerismo.
Es natural que exista celos entre hermanos y que se vean como rivales. Al crecer y madurar es que esa rivalidad se convierte en compañerismo y logramos establecer lazos afectivos que perduran por el resto de nuestras vidas.¿Cómo pueden los padres contribuir a que la relación de hermanos sea una positiva para que reine la paz en el hogar?
Es de mucha importancia la interacción de los padres.
Deben ofrecer a sus hijos amor, mostrarse interesados en sus asuntos y promover un ambiente saludable en el hogar.
Debe existir una buena comunicación entre todos los miembros de la familia ya que los niños aprenden de los que observan a su alrededor.
También los padres deben repartir responsabilidades en el hogar de manera justa y su ejemplo debe invitar a compartir entre los hermanos.
Cuando como padres somos capaces de establecer este ambiente positivo en el hogar, nuestros hijos verán en su hermano un compañero significativo en sus vidas.
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