Tanto odontólogos como terapeutas de lenguaje coinciden en que el chupón y el biberón deben ser retirados entre el año y medio y los dos años para evitar que causen efectos perjudiciales en la estructura y normal desarrollo de las arcadas dentarias, en la implantación de los dientes de leche y su normal ubicación dentro de la boca. Es así que su uso prolongado no sólo puede traer problemas de caries y desplazamiento de los dientes, sino que además puede interferir en la articulación de sonidos del lenguaje.
Estos sonidos se dan como resultado del contacto de la lengua con todas las otras estructuras que hay dentro de la cavidad oral. Los músculos no se fortalecen lo suficiente, la lengua adopta posturas y realiza movimientos que no favorecen su evolución para dar paso a la increíble y complicada tarea de adquirir sonidos, mezclarlos en sílabas y combinarlos para obtener palabras que unidas serán las primeras frases y oraciones.
Así de complejo como se lee, así de perfectos y finos deben ser los movimientos de la lengua para articular.
Es verdad que la excepción hace la regla, pero no vamos a esperar a comprobarlo. Pienso que sería mejor tomar esta información e intentar eliminar estos objetos que en una etapa fueron de mucha utilidad, para permitir la aparición de otros ahora más útiles para los niños.
Como educadoras debemos advertir a los padres de estos temas, guiarlos y acompañarlos de cerca, enseñarles a disfrutar del proceso de crecimiento de sus hijos pero sin olvidar que son las buenas decisiones las que favorecerán un desarrollo normal y saludable.
Es necesario animar a los padres trasmitiéndoles seguridad y teniendo en cuenta sus propias circunstancias familiares.
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